jueves, 9 de junio de 2016

~Cap 6: El pasado.~

" ¿Dónde estoy?". Se preguntaba la eriza rosa mientras vagaba por los lugares deshabitados de su planeta. Parques, circos, juegos de atracción, juegos acuáticos donde poco a poco empezaron a aparecer sombras con sus caras y rostros de niños y familias felices por todos lados. Un sentimiento llegó de nostalgia.
- ¡Vamos mamá!.- Gritaba un niño que corría jalando a su mamá a una tienda de juguetes acuáticos.- ¡Quiero ese tiburón!.- Señaló al pequeño juguete de plástico con forma de tiburón para indicarle que ese es el que quería.- ¿Me lo puedes comprar? ¡Por favor!.- Insistía mientras le jalaba un poco la blusa.
- Si está bien. Te lo compraré.- Sonrió para dirigirse con el juguete a la caja registradora donde les iban a atender un cocodrilo.
"Vaya, debe de ser bonito tener una mamá. A alguien con la que puedas pedirle libremente sin pena algo que se desea." Pensó la eriza mientras seguía caminando por todos los lados viendo las sonrisas de todas las familias que pasaban a su lado.
- Vaya. ¿ No sería hermoso tener una familia?.- Se acercó una eriza con capa oscura cubriéndole el rostro.
- Si, la mera verdad sí.
|- Pero por alguna razón. A ti no te tocó vivir en una. ¿No crees que eso sea algo cruel en la vida? Tú tienes derecho en tener una de verdad. ¿Por qué te tocó vivir en una donde estás completamente sola?
- No es cierto. No estoy sola. Tengo a mis amigos.
- ¿Y a eso se le puede llamar familia? ¿Quién dice que ellos no te engañan? ¿Y cómo sabrás que no te extrañarán en cuando dejes este mundo de una vez?
- Yo...
- Eso pensé. Querida Amelia Rose, déjame decirte que tú no viniste a vivir. Si por algo estás en la vida, quizás por un error de tus padres traerte. Que por cierto, ni siquiera te acompañaron a dar tus primeros pasos en la vida. ¿Dónde estuvieron? Claro, ni siquiera se atrevieron a verte en la cara.
- ¡Eso es mentira!
- No tienes pruebas para decir lo contrario a lo que te digo. Y solo te diré una cosa. Tu lugar en este mundo de la soledad pronto llegará y quedarás para siempre sola. Como en un principio y por siempre.- Dijo haciéndose Desaparecer dejando que todo se hiciera negro despertando a Amy en la realidad.
Aún abrazada por Sonic. Se sentó un poquito en el respaldo café de su cama, y se quedó pensando en ese sueño tan extraño que acaba de tener.
- Quizás tiene razón. Aunque por una parte, ella tampoco tiene pruebas. ¿Qué fue de mis padres? Tendré que hablar con la señorita Vainilla.- Se tranquilizó un poco, dejando escapar un suspiro de agotamiento mientras se acomodaba más en el respaldo. En unos momentos después el erizo también despertó, depositándole un beso cálido y suave en los labios y saludándola con un 'Buenos días'.
- ¿Cómo te sientes?.- Preguntó el erizo mientras se acomodaba a su lado.
- Mejor, gracias enserio por estar cuidando de mí Sonic.
- Oye Ames, me importas como no tienes idea. Al verte de esa manera me deprimía demasiado. Cuidarte es lo menos que puedo ser como tu novio.
- ¿Mi novio?.- Repitió atónita.
- Si, tu novio oficial.- Confirmó mientras se ponía enfrente de ella y la volvía a besar apasionadamente.
Las cosas pasaban demasiado rápido para la eriza, quien por una parte se sentía extremadamente satisfecha con todo lo que esta pasando en el presente; pero la necesidad de saber acerca de sus padres le hacía sentir un pequeño espacio vacío, pequeño pero sin fin.
- Iré a hacerte el desayuno. O mejor dicho, nuestro desayuno.- Avisó despertándola de sus pensamientos, mientras que se retiraba de la cama.
- Oye Sonic, ¿Te importaría si visito a Vainilla hoy?.- Preguntó deteniéndolo del brazo.
- No, está bien.
- Gracias.
*-*-*-*
- ¿Pasa algo hija?.- Preguntó Vainilla a Cream, quien se la había pasado últimamente callada.
- Me preocupa mucho la señorita Amy. ¿Se pondrá bien?.- Confesó la pequeña conejita mientras volteaba a ver a su madre con unos ojos de preocupación.
- Tranquila Cream, sólo fue un poco de fiebre, Amy es una eriza luchadora que apuesto a que no se dejara vencer por una enfermedad pequeña.- Animó a su hija.
- Tienes razón mamá, Amy es una eriza fuerte que puede derrotar todo.- Respondió feliz.
- Así es.- Dijo mientras se disponía a lavar los platos, pero fue interrumpida por el timbre de la puerta. Se dirigió allí y vio a Amy, quien se veía un poco mejor pero no tanto para ver aún su malestar de la fiebre.
- Amy, cariño pasa.- Habló Vainilla mientras le abría la puerta dándole el paso a entrar.
- Gracias Vainilla. Por cierto espero no llegar en un mal momento.
- No claro que no, tú siempre serás bienvenida en nuestra casa Amy.
- Gracias.- Respondió la eriza mientras se dirigía a la sala a sentarse.- Vine aquí porque necesito información y usted es la única que me puede ayudar.
- Si, dime Amy. ¿De qué quieres hablar o qué información quieres que te dé?
- Bueno, últimamente he tenido preguntas acerca de quiénes son mis padres. Me imagino que usted debe de saber algo mínimo acerca de ellos.
- Espérame tantito Amy.- Contestó mientras se subía las escaleras y luego bajaba con una pequeña de cartón llena de polvo.- Tarde o temprano tenías que saber esto, y perdóname si nunca te lo he demostrado de pequeña pero fue la petición de tu madre y tu padre: Amelia y Edward.
*-*-*-*
- ¡No puedo creer que venga y está en la calle! ¡Sonic!.- Gritaba la murciélago mientras se ponía de pie del sillón.
- Tranquila Rouge, sólo fue con Vainilla.
- Bueno, dilo desde un principio Sonic, esa eriza es bien trabajadora y es una que le gusta luchar sin fijarse en su salud.
- Si eso lo sé. Por eso es mi novia ahora.
- ¡¿Novia?!.- Exclamó mientras se acercaba a él con velocidad.- ¿Desde cuándo erizo? Me pregunto por qué no me ha dicho Rose.
- Somos novios desde ayer en la noche.
- ¡Eres todo un hombre Sonic The Hedgehog! ¿Quién lo diría? Al fin se le cumplió el sueño de años de Amy. Ya me imagino su alegría. Cuídala erizo, si algo le pasa me haré cargo que te pase a ti también.
- Advirtió mientras se dirigía a las escaleras de la casa de Amy.- Por cierto, le tomaré prestado algunas pinturas a Amy. Ahí le das el aviso.

- Claro Rouge.
Subió por las escaleras para dirigirse al cuarto de su amiga, lo cual la puerta estaba abierta. Al entrar fue al tocador donde empezó a buscar cajón por cajón esas pinturas que necesitaba para su cita de hoy, con el equidna.
Las cosas entre ellos cada vez más seguían mejorando. Se podía decir que por parte de ambos iban madurando dejando a un lado sus diferencias y hacer frente a los nuevos conocimientos que mostraban uno del otro.
- ¿Uh?.- Exclamó mientras encontraba una carta de color negro de un hospital con la dirección de la casa de Amy.- ¿ De qué tratará esto?.- Abrió la carta para asegurarse acerca de la información.- No puede ser...
*-*-*-*
Decidió tomar al fin la caja y empezar a checar las cosas que venían. Como unas fotografías de dos erizos, uno café y otra rosa. La foto estaba algo gastada pero no lo suficiente para impedir la visión y claridad de ésta.
- Edward y Amelia. Los vecinos reconocidos del lugar de donde yo vivía.
- ¿Cómo eran ellos?.- Preguntó con curiosidad sin dejar de ver la imagen ante sus ojos.
- Eran dos erizos muy felices y apasionados. Amelia era mi vecina, y créeme, al saber la noticia de que tú existías en su vientre la llenó a ella y a tu padre de una gran felicidad a ambos. Tanto que hicieron un gran festejo en todo el vecindario a lo grande, dando a conocer a todos tu existencia. Que también ocasionó alegría a los vecinos, ya que serías la primera niña en ese vecindario, y todos anhelábamos un poco de vida ahí. Pero lo que nadie sabía era la existencia de un vecino que estaba enamorado de tu madre. Nadie sabía sus intenciones ya que era un erizo muy callado y serio. Pero tenía sus modales con todos por lo que lo considerábamos una persona buena y bondadosa.
- ¿Qué fue lo que pasó?.- Preguntó Amy sin dejar de pensar en cada palabra que Vainilla soltaba.
- Los vecinos murieron por un incendio que ocasionó Mephiles, así se llamaba el erizo que estaba enamorado de tu madre. No faltaba mucho para tu nacimiento Amy, yo era una adolescente de unos 19 años. Era una fiesta en el vecindario de fin de semana, ya que siempre hacíamos una. Pero como empezó a llover fuerte, las luces se fueron dejándonos a todos en completa oscuridad. Pero aún así estábamos reunidos debajo del techo siguiendo la fiesta. Pero todo empezó cuando un vecino, el señor Emilio, se fue a traer lo que era el pastel, junto con Mephiles, pero de allí ya no regresó ninguno de los dos, preocupándonos a todos. Tu padre decidió ir con unos al tercer piso, pero tampoco bajaron. No eramos muchos vecinos, éramos como unos 5 apenas. Tu madre decidió subir para ver qué era lo que pasaba. Subimos, y había demasiada sangre y marcas de manos en las paredes. Nos asustamos mucho, y atrás de nosotras apareció Mephiles, quien quería matar a cada uno de nosotros. Sus palabras eran.- 'Si yo no merezco ser feliz, mucho menos ustedes.' Y se iba a acercar con una navaja en sus manos, pero tu padre interrumpió eso dándole un puñetazo en la cara haciéndolo para atrás mientras que tu madre empezaba a sentir que ya venías en camino. Rápidamente se sentó en el suelo mientras empezaba a empujar. La ayudé a sacarte. Y se dio una gran alegría verte, tu madre estaba demasiada feliz y mucho más en tenerte en sus brazos. Te besó cálidamente en la frente mientras decía.- 'Amy. Te llamas Amy'. Tu padre se acercó hacia nosotras, después de haber dejado a Mephiles inconsciente. Te acarició el pelaje y te sujetó en sus brazos. Y besó a tu madre; empezábamos a sonreír los cuatro. Pero nuestra sorpresa fue que de pronto un cuchillo fue atravesado en el pecho de tu padre haciéndolo caer mientras te dejaba con tu madre. Cayó muerto de tal repentina herida. Tu madre rápidamente te puso en una sábana y te entregó conmigo. Mephiles estaba ahí con una sonrisa macabra mientras la amenazaba con que no iba a salir viva ni ella ni tú. Incluyéndome. Pero ella no se rindió, tiró los botes de gasolina mientras incendiaba el lugar, principalmente quemando a Mephiles, pero no deducimos el crecimiento acelerado del fuego, y la habitación estaba casi completa de fuego. Pero Amelia me pidió que te cuidara y que lo prometiera, que fuera una madre para ti. Una que pueda darte días de cuidado y familia nueva. Rompió la ventana y me sacó de allí, y ella aún podía salvarse también pero murió en unos segundos después de entregarte conmigo. Había derramado demasiada sangre en tu parto.
- ... Que... Tristeza...- Exclamó Amy mientras se le resbalaba una que otra lágrima por la historia de sus padres.- Entonces...
- Amy, ellos te amaban mucho, eras lo que ellos más esperaban en esos nueves meses. Lograron morir conociéndote. No quería que lo supieras de pequeña, es una historia lamentable.
- No te preocupes Vainilla, me alegra al menos saberla hoy, y saber que ellos me amaban. De verdad te lo agradezco.
- Si quieres un día te puedo dar la dirección del viejo vecindario. Nada ha sido cambiado allí, puedes un día ir y ver cómo era el lugar de antes.
- Claro me encantaría, pero por ahora tengo que regresar a casa. Tengo que ver a Rouge.
- Claro Amy, solo pídemelo un día y te la daré.
- Gracias Vainilla.- Se despidió con una sonrisa mientras se dirigía a casa. Al entrar Sonic no estaba ahí pero había dejado un recado avisando que iría de compras a traer unos alimentos. Al subir a su habitación encontró a Rouge ahí.- Hola Rouge, perdón si no estuve presente antes pero...
- ¿Me puedes explicar qué es esto?.- Cuestionó mientras enseñaba en sus manos la carta negra del hospital.
CONTINUARA.-.-.-.

3 comentarios: